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Gallipienzo, elegido para intentar recuperar el águila azor perdicera

El proyecto europeo 'Life Bonelli' ha introducido ya en Navarra siete pollos de esta especie en peligro de extinción

Ampliar Gallipienzo, lugar elegido para intentar recuperar el águila azor perdicera
Gallipienzo, lugar elegido para intentar recuperar el águila azor perdicera
  • DN.es
Publicado el 21/05/2014 a las 13:44
Con motivo de la celebración del Día Europeo de la Red Natura 2000, este miércoles se ha presentado en Gallipienzo un nuevo proyecto europeo, 'Life Bonelli', cuyo objetivo es la recuperación de las poblaciones de águila azor perdicera o águila Bonelli uniendo el esfuerzo de varios programas de recuperación en diferentes poblaciones de la Península Ibérica, entre ellas Navarra, donde está en peligro de extinción, y Baleares.

La recuperación de esta especie se hará mediante el reforzamiento poblacional en Madrid, Navarra y Álava, y también a través de su reintroducción en Mallorca. España mantiene el 65% de la población europea de águila Bonelli, por lo que se considera indispensable la consolidación de la especie en esta zona. Para poder abarcar los principales aspectos de la recuperación de esta especie se ha creado un consorcio que incluye a las administraciones públicas de los lugares donde se recuperará (Navarra, Baleares, Álava y Madrid), los dos centros europeos de cría en cautividad del águila Bonelli y Andalucía como principal reserva europea de la especie.

En el año 2011 tres comunidades autónomas (Madrid, Navarra y Baleares, con la especie ya desaparecida) comenzaron un programa de suelta de jóvenes pollos de Águila de Bonelli mediante el sistema de hacking o crianza campestre. El objetivo era probar si era un método válido para esta especie así como si los animales así liberados asumían la zona de liberación como su zona de nacimiento, de manera que la filopatria de la especie les impulsara a volver a criar de adultos en la misma zona.

La zona elegida en la Comunidad Foral fue la localidad de Gallipienzo, donde hasta la fecha se han introducido siete pollos de Bonelli: dos en 2011, dos en 2012 y tres en 2014, todos ellos marcados con satélite. De los tres pollos colocados en el nido en 2014 uno procede de Andalucía y los otros dos de Castilla La Mancha.

Además de actuar en el crecimiento poblacional es preciso hacerlo sobre las causas de regresión; por ello, cada Comunidad Autónoma ha hecho una evaluación de sus causas para actuar mejor sobre ellas. En el caso de Navarra, con los tendidos corregidos, se considera fundamental aumentar el número de presas potenciales en las zonas de liberación. Para ello está prevista la construcción de palomares y madrigueras para conejos, lo que proporcionaría a los animales las presas necesarias para su supervivencia y reproducción para conseguir que se establezcan y críen, y de esta forma vuelva a haber un crecimiento natural de la especie.

Extinguida en Baleares en los años 60, con regresiones muy acusadas en Castilla León, Madrid o Aragón, las poblaciones de águila Bonelli iban reduciendo sus efectivos y desapareciendo de grandes zonas. En Navarra, el borde norte de su distribución, la dinámica que siguió la población fue similar. De las 7 parejas establecidas de las que se hablaba en los 70 se pasó a 5 en los 80 y sólo tres territorios ocupados en los 90. Sin apenas avistamientos de jóvenes inmaduros que pudieran sustituir a los adultos que desaparecían, con un número de animales muy reducido, con una alta mortalidad por choques con tendidos eléctricos y persecución directa, y con una bajísima productividad, el águila de Bonelli parecía abocada a la desaparición.

Desde los años 90 se trabajó sobre las causas de muerte. Por un lado, una mayor concienciación social redujo en gran manera las muertes por persecución directa. Además se hizo un esfuerzo en lo referente a la electrocución y colisión en tendidos eléctricos de alta tensión, uno de los principales factores de regresión de la especie en toda Europa, y desde 1989 se han corregido en Navarra casi 300 instalaciones de alta tensión que eran peligrosas para las aves, remodelando casi 5.000 apoyos y señalizando más de 800 vanos, con una inversión total de casi cuatro millones de euros. Por último, la recuperación del conejo en algunas zonas de Navarra hacía pensar en que esta especie pudiera de nuevo aumentar sus efectivos.

Sin embargo todos esos esfuerzos no fueron suficientes, y las parejas estables fueron desapareciendo de sus territorios históricos. La población había entrado en una situación que en términos de conservación se conoce como “el vórtice de extinción”; las causas de extinción han actuado tan fuertemente y durante tanto tiempo que los pocos individuos que quedan no son suficientes para revertir la situación; y aunque esas causas de extinción se hayan eliminado o reducido en gran parte, el azar pasa a jugar un papel fundamental, de manera que cualquier acontecimiento que una población sana superaría sin problemas pasa a ser un revés casi imposible de superar. En 2007 fue el último año en que voló en Navarra un pollo de águila de Bonelli nacido de una pareja salvaje.

Por ello, se optó por recurrir al reforzamiento de la población y se pusieron en marcha programas de reproducción de la especie gracias a uno de los cuales se consiguió la cría en cautividad de manera natural, lo que supuso la posibilidad de contar con pollos jóvenes y derivó en el conocido como Plan Bonelli.
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